Emma Gunst - 02/2014
A las cosas
Para que existan
Se las nombra
Dijo
Y se olvidó nombrarla
Aunque ella compartiera
Cada rato de la vida
Del hombre que no era el marido
Porque la mujer era otra
Porque la mujer había sido nombrada
Y por eso existía
Aunque ya no compartiera
La vida del hombre
Que seguía siendo
Su marido
Ella lo nombraba
Le decía mi amor
Le llamaba mi vida
Le hablaba en la cama
En el segundo feroz y brutal
Cuando se levantaba él
Y decía
Me voy
Y se iba
A la cama nupcial
A la casa matrimonial
Al contrato firmado
A todo lo nombrado
Y en la noche tendida
De sábanas frías
De su olor como recuerdo
La mujer no sabe más
Cómo nombrarse a sí misma
Cuando el amor
Desprecio ya sólo es
(de Los delitos del cuerpo / Les délits du corps, Ch. Chomant éditeur / fotografía de Lukasz Wierzbowski)